Una de las características básicas del siglo XX ha sido el triunfo surgido de la abstracción encima de la mímesis, es decir, la copia por todo aquello existente. Esto es de tomar la abstracción como método renovador para generar formas y ubicando al racionalismo como la disciplina básica utilizada por una parte de la arquitectura, el arte y sobre todo el pensamiento.
La abstracción constituye el impulso intelectual y formal más característico, sintético y renovador de todas las artes en el siglo XX; es lo que viene siendo como la confianza en el progreso y en el mismo futuro, configurando un nuevo espacio infinito y libre.
La abstracción y el expresionismo son clave para entender el arte y la arquitectura del siglo XX. Por lo cual las características del artista moderno que busca dar el salto hacia la belleza máxima abstracta y definitiva sería tomando en cuenta su rebelión contra la subordinación a la mímesis de la realidad y también estando en contra de las normas académicas de representación. Pero no debemos olvidar que la mímesis como imitación o duplicidad del mundo visible, de lo natural, ha sido el método humano básico de aprendizaje y representación a lo largo de la historia, ya que la manera de representar estos elementos se puede tomar como una forma tan subjetiva que los elementos existentes cuestan trabajo representarlos y aún así ser entendidos de la misma forma.
La mímesis en sus tiempos representaba un progreso imprescindible, en donde algunas personas la consideraban como lo más subsecuente del arte y otras tantas como Aristóteles que decía que, la mímesis era el procedimiento humano más esencial de aprendizaje.
La visión tradicional de la obra de arte había entrado en crisis y el artista moderno se podía revelar contra el principio de representación. Por lo tanto quedaba superada la concepción clásica del arte, donde la simple copia no era suficiente para alcanzar a completar las metas ya establecidas. Los artistas no se conformaban con todo aquello ya antes realizado, ellos lo que buscaban ahora era una nueva forma de expresión en la cual pudieran plasmar sus ideas.
Entrando la abstracción dentro de las obras, la esencia no estaría en ella misma, sino en la relación entre dicha obra de creación y el punto de vista perceptivo y sensitivo del espectador. Como el cubismo, que exploró esta nueva visión de una realidad percibida de manera dinámica y simultánea desde distintos puntos de vista, basándose en la física teórica moderna de la geometría.

La abstracción surge como otro movimiento en la ciencia, donde el nuevo grado de abstracción consistió en la introducción del tiempo. El tiempo como cuarta dimensión que se fusionaba con el espacio; un tiempo que ya no era universal, sino relativo a la experiencia y a la percepción. Era el tiempo que se fue introduciendo a la pintura reflejando simultaneidad y desplazamiento. En definitiva, el tiempo que el arte abstracto plasmó ha sido un completo instante dinámico.
Los métodos generales de la abstracción
Establecido por la escuela de la Bauhaus, los tres estadios básicos del nuevo arte abstracto: La superficie, el volumen y el espacio. La superficie correspondería con la antigua pintura y el volumen correspondería con lo que es la escultura.
Establecido por la escuela de la Bauhaus, los tres estadios básicos del nuevo arte abstracto: La superficie, el volumen y el espacio. La superficie correspondería con la antigua pintura y el volumen correspondería con lo que es la escultura.
Cuando el arte abstracto se consolidó generó sus propias leyes compositivas y sus diversas corrientes tales como: el cubismo, neoplasticismo, constructivismo y el suprematismo. Donde Theo van Doesburg definió el nuevo arte abstracto como “arte concreto” debido al gran éxito y aceptación que este estaba obteniendo.
Música y literatura abstracta
La abstracción en la pintura de Kandisnsky, Mondrian y Malevich encontró eco en la música. En sus piezas musicales entraba el silencio y el espacio, con notas aisladas, acelerando y deteniéndose, huyendo de la representación natural y otorgando protagonismo al elemento por encima del conjunto.
Por parte de la literatura dentro de la propia abstracción forman parte los hallazgos formales de Pablo Picasso y Juan Gris, destruyendo cualquier asociación emocional tanto en prosa como en poesía.

Dentro de la abstracción, la pintura fue destilando cuidadosamente aquellas formas geométricas y constructivas básicas de la realidad hasta llegar a crear un mundo armónico y equilibrado de formas rectangulares y colores puros, los cuales los dividieron en: los positivos y los negativos.
Pasando dentro de los ámbitos de arquitectura, las obras de un neoplasticista más puro e irrepetible fueron dos: la casa Schroeder en Utrecht, de Gerrit Rietveld y el pabellón en Barcelona de Mies van der Rohe. En ambas estaba presente, la horizontalidad de la asimetría de los zócalos y los voladizos; relación fluida y abierta entre el interior y el exterior; grandes ventanales. El proceso de destrucción de la caja cerrada de la casa tradicional y naturalista con objetivos abstractos y maquinistas, influyó de manera directa en el elementarismo abstracto del neoplasticismo.

Durante este proceso, surgen corrientes y nuevos modelos como el cubista y purista, los cuales se basan en la superposición de planos, que generan un espacio intersticial y una transparencia fenomenológica, los cuales deben ser reconstruidos mentalmente. Otro modelo es el neoplasticista, el cual utiliza modelos claramente diferentes, limpios e independientes entre sí, recubiertos por colores puros sin ninguna superposición.
Así es como la abstracción da un nuevo salto y un giro radical en funciones arquitectónicas, artísticas y musicales, ofreciendo nuevas expectativas y funcionalidades nunca antes pensadas. Un movimiento funcional con potencialidad suficiente para continuar.
Racionalismo
En arquitectura y diseño, la aspiración al racionalismo máximo de identifica con otro objetivo, alcanzar la máxima funcionalidad. Es decir, seguir exclusivamente las exigencias de la función, a pesar de que este sea un objetivo conceptualmente inalcanzable; la función nunca es delimitablede manera estática y definitiva. El racionalismo persigue las formas precisas perfectas y repetitivas de la producción en serie, forma que se opone totalmente a lo orgánico, que se basa en el crecimiento y en el cambio de lo humano y lo manual.
La arquitectura racionalista parte siempre de unas leyes de circulación en planta, el mecanismo de cada uso concreto, la medida de cada gesto de las actividades humanas, el detalle constructivo de los materiales. Con todo esto los elementos llegan a ser medidos por una serie de patrones, los cuales marcan o establecen una serie de medidas para todas las personas, sin pensar ni analizar que cada una de ellas tiene complexiones y medidas diferentes, las cuales pensaron que serian perfectas para un mejor funcionamiento y ubicación de espacios dentro de una edificación.

La producción tridimensional se fue perfeccionando hasta llegar a la prefabricación pasada a los años sesenta y setenta. En su delirio el racionalismo ha pretendido planificar la inmensa complejidad de la ciudad mediante su descomposición en estructuras formales y funcionalmente simples. He aquí mi oposición hacia este movimiento, ya que considero yo que cada espacio y cada persona cuenta con funciones y actividades distintas, las cuales no deben de ser tomadas de acuerdo a las necesidades de otras personas, cada uno cuenta con características distintas y es aquí donde llega la diferencia en la construcción, uno no puede diseñar de la misma manera para una persona estadounidense que para un español, o italiano o japonés, cada uno es totalmente diferente.
Por otra parte, el racionalismo puro tan presente en una parte de la arquitectura del siglo XX, es más difícil que se exprese en el arte, que casi nunca pretende ser una creación exclusiva de la razón.